La semana próxima, en el Club Diario de Mallorca, participaré en una charla-coloquio así titulada. Supongo que la cosa irá de homeopatía y reiki, flores de Bach o quizá de inmortalidad si a la audiencia le da por ponerse trascendente. Pero tal vez no salga a colación lo que realmente nos tiene con el corazón en un puño y es que, metidos en cosas raras, podríamos interrogarnos sobre la oportunidad de ciertos recortes sociales o lo raro de permitir que semejante tropa nos organice la vida.
A este respecto, la medicina puede arrojar cierta luz. Algunos enfermos se dejan llevar por creencias adscritas a dos modelos: ontológico o disarmónico. En el primero, un ser misterioso nos posee y castiga por quién sabe qué culpas. En el disarmónico, la enfermedad obedece a que hemos perdido la sincronía con el cosmos y nuestro reloj biológico se ha desacompasado respecto al orden universal.
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